La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) publicó la semana pasada un informe acerca de la recuperación en el empleo luego de la pandemia y de la guerra en Ucrania. La OIT menciona en el documento que, si bien el mundo se viene recuperando de manera paulatina, los países disponen de menores márgenes en materia de políticas para proteger a las pequeñas empresas y, fundamentalmente, a las trabajadoras y a los trabajadores.
Asimismo, el organismo internacional hizo hincapié en las disparidades en materia de empleo, en el aumento de la informalidad, en las perspectivas inciertas sobre el mundo del trabajo y en la necesidad de formular políticas integradas para afrontar crisis. Ahora bien, ¿cómo está Argentina con respecto al resto del mundo?
En primer lugar, el informe menciona que en el mundo existe una recuperación alentadora de la cantidad de horas trabajadas desde el comienzo de este año, pero que siguen dándose desigualdades tanto regionales como ociales. Esto se puede medir en nuestro país a través de la tasa de subocupación que, lamentablemente, se ubicó en valores cercanos al 10% para el segundo trimestre del año, conformando las mujeres (12,5%) y los jóvenes (13,1%) los sectores más afectados.
No obstante, estos guarismos disminuyeron con respecto al segundo trimestre de 2021 (la subocupación era de 12,4%) e incluso se recuperan en relación con la prepandemia. Cabe destacar que, en el resto del mundo, muchos países siguen con menos horas trabajadas que en 2019.
Regionalmente, Gran Mendoza cuenta con la mayor tasa de subocupación (16,7%), seguida por San Salvador de Jujuy (16,4%) y por San Miguel de Tucumán (14,5%). Si bien es una tasa que está con tendencia a la baja, es necesario implementar políticas integrales que tiendan a reducirla.
Otro punto que menciona el documento es que la recuperación registrada tras la pandemia se está viendo afectada por la confluencia de varios aspectos, en especial de orden geopolítico. Además, estas crisis exacerban las desigualdades ya existentes en el mercado de trabajo debido a que tienen distintos efectos según el nivel educativo, el género y la edad de las personas.
En la actualidad hay alrededor de 957.000 desocupados (contra 1,3 millón en junio del año pasado) en Argentina. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es donde se registra la mayor tasa de desocupación (7,8%), mientras que el noreste cuenta con la menor tasa de desempleo (4,1%). Con respecto a la formación, las personas sin educación superior representan más del 56% de la población desocupada y es preocupante que un 45,7% manifieste estar buscando empleo hace más de un año.
Asimismo, la OIT señaló, con preocupación, el aumento del empleo informal. Por ejemplo, en los países de ingresos similares a los de Argentina en 2021, el empleo informal compensó la pérdida de puestos originada en 2020. Esto se evidencia en nuestro país a través de la tasa de empleo no registrado, que para el segundo trimestre fue de 37,8% (3,6 millones de personas). Este es un dato verdaderamente alarmante ya que hace casi catorce años (cuarto trimestre de 2008) que no ocurría en Argentina y los sectores más perjudicados son la construcción, la gastronomía y el servicio doméstico.
Sin embargo, las estimaciones de la OIT prevén que el empleo informal aumentará en todo el mundo al mismo ritmo que el formal.
Por supuesto que no se debe olvidar la preocupación acerca de la inflación como un fenómeno mundial luego de la pandemia y del conflicto bélico en Ucrania. Por ejemplo, en su informe de octubre, el FMI revisó la previsión sobre la inflación mundial para este año, que podría alcanzar valores cercanos al 9,5%, por lo que muchas veces las trabajadoras y los trabajadores se ven afectados para mantener su poder adquisitivo. En nuestro país, la inflación acumuló un 66,1% en los primeros nueve meses del año y registró un 6,2% en septiembre, siendo el noroeste la región que arrojó el mayor aumento (6,8%).
Al realizar sugerencias para mejorar el futuro del mercado del trabajo a nivel global, la OIT resaltó la formulación de medidas políticas con el objetivo de afrontar las crisis que puedan llegar a afectar los distintos mercados de trabajo. Entre ellas se destacan: aumentar la seguridad de los ingresos mediante programas de protección social, revisiones salariales con el fin de mantener el poder adquisitivo y la creación de empleo orientado a personas en situación de vulnerabilidad. En el caso particular de Argentina es necesario que todas estas sugerencias estén focalizadas en reducir la tasa de empleo no registrado ya que, como se ha visto, está en niveles muy elevados a pesar de las mejoras evidenciadas en la desocupación y en la subocupación vistas en el último año.
Por Noelia Torres. Publicado originalmente para BAE Negocios