«No tenemos demanda interna por el poder adquisitivo deteriorado y no tenemos demanda externa porque no se terminan de recuperar las economías que más nos compran y por el escenario de incertidumbre. Hay que ponerle más fichas a alguno de los dos. O a los dos. Dinamizar la demanda interna recomponiendo el poder adquisitivo parece estar más cerca de nuestras manos que la demanda externa”.
La economista Agustina Gallardo es una industrialista, que mide el valor de la dinámica de producción no solo para sostener la crisis sino para mantener las maquinarias aceitadas para cuando llegue un salto exportador. No se trata entonces de “mercado interno versus mercado externo” sino de graduar el énfasis de las políticas públicas para apuntar a los diferentes sectores con la vara que se pueda al compás del avance y retroceso del impacto del coronavirus. En una entrevista con BAE Negocios, Gallardo, integrante de Paridad en la Macro, evalúa el escenario productivo, salarial y las tensiones con el campo.
—Una de las apuestas del Gobierno, además de la construcción, es la industria, con pronóstico dispar…
—El rasgo que más caracteriza a esta etapa es la incertidumbre. Sectores que parece que repuntan pero no terminan de despegar porque la pandemia no cede. Ahora está más focalizado en el interior del país, pero toca a provincias con presencia productiva muy fuerte.
—Entonces, que ceda en el AMBA no implica que mejore la producción…
—La actividad industrial tiene fuerte presencia en provincias como Córdoba y Santa Fe. Y eso también traba la recuperación.
—¿La posibilidad de recuperación está mas ligada a recuperar mercado interno o externo?
—Los factores se complementan. Tenemos una restricción por el Covid, pero también nuestro principal socio en productos industriales, que es Brasil, tiene una gestión de la pandemia muy distinta a la nuestra y con malos resultados. Hay una parte de la demanda de productos industriales muy asociada a cuál sea el desempeño de la economía brasileña que también nos complica . Y también la demanda interna, que viene muy de la mano de las paritarias.
—¿El horizonte de paritarias en torno del 45% permite esa recomposición del mercado interno?
—El punto es desde cuándo consideramos la recuperación. El salario viene perdiendo desde que asumió Mauricio Macri, por lo tanto no hay un número de oro para recomponer cinco años de deterioro. Pero si volvemos el contador a cero, con 45% vas a tener que los salarios van a moverse parecido a la inflación. Y eso considerando solo a quienes tienen empleos en el sector formal. Hay que pensar en una política de ingresos para todos los que están en situación de empleo en la informalidad.
—En el resto de los países compradores también están pensando en sus mercados internos y en limitar la importación…
—La lógica en épocas de vacas flacas es cerrarse, entonces la demanda externa se nos complica. Y Argentina cuenta con ese rasgo particular de tener sectores de los commodities y productos primarios, que son muy importantes para nuestras cuentas externas. Por supuesto que lo son, porque traen dólares y no vamos a menospreciar eso, pero son actividades que no alcanzan para despegar, no nos van a mover significativamente en nivel de empleo. Nos van a cubrir el frente externo, que es importante, pero no alcanza para recuperar los casi 10 puntos que caímos el año pasado.
—¿La opción es más mercado interno o más mercado externo?
—Sobre todo en un año electoral, creería que hay que poner un ojo fuerte en el mercado interno. Pensar en dinamizar el mercado interno nos da una suerte de sostén para que, cuando nuestros socios comerciales empiecen a demandar más y Argentina pueda salir a competir ahí, también haya empresas que estén activas, productivas y bien paradas. Pensar en empresas que estén orientadas únicamente a la exportación también te deja en un lugar muy volátil, en especial en un contexto como este, que nunca se sabe exactamente cómo va a terminar.
—¿Creés que la apuesta exportadora también condiciona los precios internos?
—Enfocarte mucho en el mercado externo abre un riesgo en lo que es mercados locales. El Gobierno ya ofreció lo que era su lectura, equivocada o no.
—¿No estás de acuerdo con esa mirada?
—Que las exportaciones presionan a los precios internos es una ecuación que funciona, pero quizás hay que pensar mejor cuáles son las estrategias para que no sea un juego de suma cero. Se ha usado en otros momentos que ha tenido cierto éxito, pero también tuvo un impacto en las cantidades de producción. Y me parece que es muy difícil avanzar con medidas de este tipo sin alcanzar ciertos consensos con el sector productivo. Independientemente de lo que se considere justo, o los niveles de rentabilidad que se consideren tolerables, sin articular con el sector privado es difícil a menos que el Gobierno esté dispuesto a tomar medidas de otra índole, como nacionalizar o aplicar ley de abastecimiento.
—Esa fue la impresión cuando se propuso la expropiación de Vicentin…
—Pero se arrepintieron. Y si retrocedieron ahí, no parece que esté en agenda avanzar con la nacionalización de sectores de la producción de alimentos. Entonces, es inevitable sentarse con el sector privado a dirimir las cuestiones de mercado interno y externo.
—¿Se potencia en un año como este?
—En un año electoral hay que evitar profundizar las tensiones. Hay un equilibrio muy fino para sostener los precios, sostener el poder adquisitivo, cuidar el frente externo y, a la vez, no abrir grandes frentes de conflicto con el sector privado, que va a ser rápidamente acompañado por los opositores.
Entrevista a Agustina Gallardo. Por Gabriela Granata para BAE Negocios