Bono y refuerzo fueron la previa a la discusión del salario básico universal que equivaldría al monto de la canasta básica alimentaria
Un grupo de diputados del Frente de Todos (FdT), encabezado por Itaí Hagman, presentó un proyecto para implantar un Salario Básico Universal (SBU) como una prestación monetaria mensual no contributiva y de alcance nacional destinada a trabajadores y trabajadoras de bajos ingresos. El diputado fue acompañado por legisladores de organizaciones sociales y otros diputados que también integran el bloque.
De acuerdo con la iniciativa, el SBU será otorgado a personas que tengan entre 18 y 64 años que se encuentren desocupadas, pertenezcan a la economía informal, se encuentren inscriptas en la categoría ‘A’ del Régimen Simplificado de Pequeños Contribuyentes o se encuentren inscriptas en el Régimen de Inclusión Social y Promoción del Trabajo Independiente.
A quién alcanza el salario básico universal
El proyecto tiene como objetivo reducir los índices de indigencia, los cuales fueron aumentados brutalmente por la gestión de Mauricio Macri: mientras que en el año 2015 el índice de indigencia era inferior al 5%, en 2019 había superado el 8%.
El mercado organiza económicamente pero no articula socialmente, en este sentido el Estado toma un rol central para administrar recursos y valorizar tareas que el mercado laboral no valora pero que son necesarios para su desarrollo. Cobra principal importancia que el proyecto tenga perspectiva de género ya que son las mujeres las que asumen éstas tareas de cuidado, siendo las mujeres más pobres las que se ven más afectadas. Las mismas dedican en promedio más de 20 horas semanales a tareas dentro del hogar, imposibilitadas a tomar trabajos de tiempo completo que suelen ser los mejores pagos y que se encuentran registrados.
La población objetivo del SBU podría alcanzar las 9 millones de personas, lo cual implica un impacto fiscal considerable que variará de acuerdo al monto establecido para cada individuo, en principio sería equivalente a una Canasta Básica Alimentaria de un adulto, que en marzo fue de $12.900. Esta base de ingresos permitiría que la gente pueda ocuparse de formarse, terminar el colegio o incluso buscar otros trabajos pero con al menos un plato de comida asegurado.
Por otra parte, también resta esclarecer cuáles serían los mecanismos de financiación del programa.
Daniel Arroyo, ex Ministro de Desarrollo Social de la actual gestión gobernante, manifestó que el miedo al impacto fiscal no debe ser paralizante. El proyecto podría hacerse por etapas, por zonas, pero lo importante es garantizar algo tan básico para la condición de vida como el alimento.
Alimentos y el reparto de la riqueza
Vivimos en un sistema que es voraz por definición, unos pocos (muy pocos) se apropian de la generación de riqueza de las enormes mayorías. Sin ánimos de debatir en términos de moral, ya que la moral es subjetiva objetivamente podemos advertir la inequidad de la distribución de recursos que son limitados. Mientras millones de personas no tienen para comer (literalmente) un porcentaje ínfimo de la humanidad actúa como depredadora sin que nada limite su angurria
En el cuarto trimestre de 2021 la desocupación en Argentina alcanzó el 7% de la población económicamente activa, eso es casi 1,3 millones de personas, es necesario ponerlo en números, para que se refleje la magnitud del problema.
Sumado a eso, casi 12 millones de trabajadores solicitaron el refuerzo de ingresos, el mismo es un subsidio que va a entregar el Estado, a través de Anses, que le otorgará $18.000 en dos cuotas a trabajadores y trabajadoras sin ingresos formales, monotributistas sociales, monotributistas de clase A y B y trabajadoras de casas particulares.
También será para jubilados y pensionados, quienes ya recibieron un refuerzo de $6.000 y a quienes ahora, se les va a otorgar los $12.000 restantes.
De esos 12 millones de trabajadores que se inscribieron para recibir el refuerzo, el 60% cumplieron los requisitos para poder acceder al mismo, eso significa que 7,5 millones de personas en nuestro país tienen trabajo y sin embargo no llegan a fin de mes.
La gravedad de la situación es innegable, en los últimos años se gestó y consolidó una nueva clase económica: pobres con trabajo.
Thomas Piketty, economista francés quien cuenta con bases de datos y estadísticas de tres siglos y 20 países, observa que el ritmo de los rendimientos del capital supera al ritmo del crecimiento de la economía en su conjunto. Esto significa que hay una concentración de la fortuna en las mismas manos a lo largo del tiempo. El autor concluye que el pasado devora al futuro y que la herencia va en camino a ocupar un lugar cada vez más protagónico.
Según los informes se observa que el 30% de riqueza a nivel mundial corresponde a la herencia, es decir, no se está generando nueva riqueza.
En el caso de Argentina este valor asciende y representa el 80% de la riqueza. Pareciera por lo menos injusto hablar de meritocracia bajo estas condiciones, quizás sería más atinado hablar de una cuestión de destino: “el que nace rico vivirá rico”, más que de méritos por esfuerzo y capacidad individual.
Siguiendo este hilo de pensamiento, podemos inferir que mientras hay quienes nacen en una familia cuyo tema de preocupación jamás es llevar un plato de comida a su mesa, otros tienen ese desafío de generación en generación, en eso consiste su areté (1).
Si entendemos que la generación de nueva riqueza, y por tanto de aumento del empleo real y genuino está desapareciendo, hay que pensar nuevas formas creativas y más justas de darle oportunidades a aquellxs héroes cotidianxs que día a día libran una verdadera batalla para ganar un plato de comida.
Hay sectores que han sido más postergados que otros, algunos por decisión política, otros por incapacidad, otros por imposibilidad. Los reclamos son todos importantes, la política es el arte de priorizar algunos por sobre otros.
El salario básico universal, es una forma de exponer que el sistema en el que vivimos está en jaque hace rato.
(1) En la Antigua Grecia: concepto relacionado con la virtud, la excelencia y la valentía en el combate, nuestros contemporáneos libran batallas de vida o muerte cada día.
Por Laura Testa. Publicado originalmente para BAE Negocios.