Entre las mujeres mayores de 60 años, apenas el 18,6% logró jubilarse juntando todos los años requeridos
Este lunes se hizo oficial la medida del gobierno nacional que permite contabilizar años de cuidado como años de servicios para el aporte jubilatorio. Se trata de una política con un fuerte impacto concreto y simbólico en la búsqueda por la verdadera igualdad de género y el logro de un movimiento feminista y popular que busca cambios estructurales y profundos.
El decreto 475/2021 modifica la Ley Nacional del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones N° 24.241 permitiendo a las mujeres y/o personas gestantes computar años por cuidado para alcanzar el mínimo de servicios necesarios, a fin de cobrar la Prestación Básica Universal (PBU). Podrán computar 1 año de servicio por cada hijo y/o hija que haya nacido con vida, 2 años de servicios por cada hijo y/o hija adoptado y/o adoptada menor de edad y 1 año de servicio adicional por cada hijo y/o hija con discapacidad. Habrá además 2 años adicionales de servicio por cada hijo y/o hija para quienes hayan recibido la Asignación Universal por Hijo para Protección Social por al menos 12 meses continuos. Por último, la medida también declara computables los meses en que se estuvo de licencia por maternidad y de excedencia; estos también se computarán como tiempo de servicio.
Un pedacito de toda la riqueza que generamos cuando cuidamos
En un mundo donde el tiempo es plata, cuidar de la familia significa para las mujeres -tristemente- perder plata. Porque dedicamos el triple de tiempo que los varones a esta tarea no remunerada, nuestros ingresos promedios son menores, nuestras chances de conseguir un empleo y que este sea formal también, las horas que dedicamos al empleo cuando tenemos uno son mas cortas (10 hs menos que los varones en promedio) e interrumpimos muchas veces más nuestra carrera laboral. Eso hace que, según los datos de la propia Anses, cuantos más hijes tengamos, menos años de aportes jubilatorios logremos juntar. En efecto, entre las mujeres mayores de 60 años, apenas el 18,6% del total de mujeres jubiladas logró hacerlo juntando todos los años requeridos.
Lo irónico es que esos años en que «estamos afuera» y no logramos tener aportes, estamos aportando muchísimo a la economía, e indirectamente, a la recaudación y a uno de sus principales destinos: la seguridad social.
El trabajo doméstico no remunerado aporta entre el 16% y el 24% del PBI y es además una inversión a largo plazo. Las personas bien cuidadas son prácticamente un bien público para el resto de la sociedad. Sin embargo, por cuidar las mujeres terminamos figurando como mayoría entre las categorías que la sociedad menos estima. Somos el 65% de las personas «inactivas» mayores de 14 años en las estadísticas de INDEC, siendo los varones mayoría entre los «activos». En la seguridad social, también terminamos siendo mayoría entre lxs destinatarixs de los beneficios «no contributivos». ¿Son justas esas etiquetas después de todo lo que hacemos?
En consonancia con la invisibilizaciòn del trabajo de cuidados, los modelos contributivos tradicionales fueron pensados implícitamente bajo la lógica del varón proveedor, una lógica que aún en la mejor de sus versiones, generó relaciones de poder desiguales hacia dentro de los hogares y la exclusión de las mujeres de la participación social.
Por eso, la AUH y la moratoria previsional de Néstor y Cristina fueron tan revolucionarias y significaron tremendos hechos de justicia social particularmente para las mujeres que cuidan. Hoy estamos subiendo un escalón más nombrando explícitamente al factor de desigualdad: las tareas de cuidado. Con esta medida, no estamos haciendo nada que no hayan hecho otros países a los que incluso la derecha les gusta ponernos de ejemplo: esquemas similares tienen Uruguay, Chile, Austria y Alemania.
Una perspectiva que llegó para quedarse
Una de las primeras acciones del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad al iniciar su gestión fue constituir una Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado y conducirla con perspectiva feminista. A ello le acompañó una Campaña Nacional «Cuidar en Igualdad» que está recorriendo el país y un «Mapa Federal del Cuidado» que se está construyendo con todos los territorios.
Durante este año y medio de trabajo se avanzó de manera muy notable en establecer un piso de acuerdos y sentidos comunes como Estado Nacional entre los diferentes organismos, tal como quedó plasmado en el primer documento de la Mesa llamado «Hablemos de cuidados» y luego en materializar acciones de cara a la crisis de los cuidados que la pandemia vino a recrudecer.
IFE, Potenciar Trabajo y otros planes
Tal es así que quedó evidenciado en el informe de la Mesa donde se enumeran las 100 acciones que llevaron adelante los organismos y donde se puede ver cómo la perspectiva de los cuidados fue permeando en distintos temas: en la política social con políticas como el Potenciar Trabajo o el IFE, en la política productiva con programas como el Escalar Emprendedores, en la obra pública con el programa de infraestructura de cuidado, en la política laboral con la nueva ley de teletrabajo, etc. Estamos también escribiendo participativamente un anteproyecto de ley para construir un sistema de cuidados con perspectiva de género. Queremos reconocer el cuidado como necesidad, derecho y trabajo y queremos que los varones sean igualmente responsables.
Como Directora Nacional de Políticas de Cuidado recibo diariamente mensajes de mujeres de todo el país que, llegando a la vejez, están sin ingresos y con cuidado a cargo. Si cuidaron niñes con discapacidad, la situación suele ser aún más agravada. Muchas no pueden creer como el valor de ese tiempo se esfuma para el resto de la sociedad. Hoy celebramos esta victoria por y para todas ellas. Su tiempo y su trabajo lo vale.
Por Lucía Cirmi. Publicado originalmente para BAE Negocios