Cuáles fueron los factores que impulsaron la industria y por qué puede haber una desacelaración
En un contexto en donde se mantiene la incertidumbre macroeconómica, la actividad industrial continúa registrando un crecimiento sostenido. Luego de la difícil situación que sufrió el sector durante la pandemia, ya lleva casi dos años de crecimiento interanual consecutivo y se espera que termine el año con niveles por encima de los de 2017.
Más allá del desempeño que registró la industria, el sector debió afrontar diversos obstáculos a lo largo de este año.
En el plano externo, el desbarajuste de precios internacionales, originado por la escasez de suministros tras la salida de la pandemia y el conflicto en Ucrania, impactó fuertemente en los niveles de precios de los commodities en Argentina y su comparación con las principales potencias económicas.
Desde el lado de la energía, el precio en dólares del petróleo crudo WTI registró un incremento de 45% durante la primera mitad del año, mientras que el gas natural aumentó más del 100% según el precio de referencia de Title Transfer Facility (TTF). Si bien los precios internacionales de la energía tendieron en los últimos tres meses a estabilizarse, todavía permanecen por encima de los niveles de 2021.
Por el lado de los insumos siderúrgicos, como el acero, el aluminio y el cobre, también se registraron aumentos de precios durante los primeros meses del año, con un pico en marzo y tendiendo a estabilizarse a partir del segundo semestre, según datos de London Metal Exchange (LME).
En el plano interno se combinaron diversos factores que actuaron como obstáculos para la actividad industrial. Tanto la coyuntura externa como la macroeconómica generaron un escenario de incertidumbre entre los diferentes sectores, sobre todo a partir de la segunda mitad del año.
Los aumentos de los precios de los insumos nacionales reflejaron una aceleración en los incrementos de los costos industriales. Según el Índice de Precios al Productor (IPP) publicado por el Indec, en los primeros nueve meses de año se registraron subas por encima del 60% en los insumos siderúrgicos y del 76% en las materias primas textiles. Otro fuerte impacto en los costos del sector fue el incremento en el precio de la energía. Según el precio monómico que releva Cammesa, la energía eléctrica registró un alza de 116% durante los primeros nueve meses de 2022. Este dato tiene en cuenta los tres conceptos que conforman el costo de generar electricidad: generación, servicio y transporte.
Por otro lado, el aumento de los costos de la industria convive con la dificultad para el acceso a insumos críticos que no se fabrican en el país. Frente la escasez de dólares, el Banco Central restringió el acceso a divisas para las importaciones; sin embargo, la medida generó discrepancias debido a que no se dispuso una discriminación por posición arancelaria, entre las importaciones de insumos para la producción y las de bienes terminados que se fabrican en el país.
Otra medida que está jugando en contra del sector productivo es la actual política de financiamiento, a partir de la nueva dinámica de suba de tasas de interés del Banco Central. Si bien, la Tasa Nominal Anual (TNA) para financiamiento productivo es de 64,5%, y se mantiene por debajo de la inflación, el costo financiero para el sector productivo registró un aumento de más del 90%.
Uno de los sectores con mayor crecimiento en lo que va del año es el automotor, que acumuló un incremento en la producción de casi 30% durante los primeros ocho meses del año, según datos del Indec y de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). El sector no solamente registró un crecimiento en el nivel de producción sino también en las unidades exportadas, incrementando las ventas al exterior un 25% respecto del año pasado.
Este contexto estuvo incentivado por dos medidas importantes para la promoción del desarrollo del sector. Por un lado, el acuerdo de incentivo para las exportaciones de la industria automotriz que establece una alícuota de 0% para las exportaciones incrementales del sector. Por otro lado, la promulgación de la Ley de Promoción de Inversiones en la Industria Automotriz, Autopartista y su Cadena de Valor, que contiene beneficios tributarios y declara a la industria automotriz autopartista como «estratégica».
El sector de bienes de capital fue uno de los más favorecidos por las políticas de financiamiento que se aplicaron durante esta gestión, el acceso a líneas de créditos específicas a tasas competitivas para la adquisición de maquinarias de uso especial mantuvo al sector con un fuerte incremento en su nivel de actividad durante 2021 y 2022.
Según los datos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), el segmento de bienes de capital acumuló un crecimiento de más del 8% en los primeros ocho meses de 2022. A esto se le suma la reglamentación del nuevo el régimen para fabricantes de bienes de capital, un instrumento de crédito fiscal que contribuye al desarrollo del sector e incentiva a mantener el crecimiento sostenido.
Las políticas orientadas al consumo también favorecieron al sector de prendas de vestir, cuero y calzado, el cual acumuló un incremento de 27% en los primeros ocho meses del año, según el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) del Indec.
Si bien las medidas específicas que apuntan a fortalecer ciertos sectores estratégicos están manteniendo a flote el nivel de producción industrial, se espera una desaceleración en el ritmo de crecimiento en línea con las proyecciones de la actividad económica. En este sentido, el desarrollo industrial debería pensarse como una política de cambio estructural que promueva la articulación y el fortalecimiento entre los diversos sectores.
Por Yanina Busquet. Publicado originalmente para BAE Negocios